Barrakosland

Ongi etorri herri honetara!! Bienvenidos a este resumen del país de los jabalíes, o de los machos de jabalí, barrako en euskara. Animal característico del lugar, con el cual se identifica a los naturales de la zona; su personalidad, forma discreta de vida, fortaleza, adaptado al medio rural de montaña en el que vive, cría y se desarrolla,... Símbolo que refleja la vida de los aborígenes del Norte de Navarra, a su imagen y semejanza vivida, nos guste o no, ya que hemos sobrevivido, igual que ellos, algo que no es poco.







jueves, 26 de mayo de 2011

Selva del Irati

La Selva de Irati es un extenso territorio, (17.195 Ha) que desde la antigüedad ha tenido un aprovechamiento ganadero- forestal y cinegético. Se sitúa en una cuenca rodeada por montañas, ubicada en gran parte en los Valles de Aezkoa y Salazar.
Con un gran valor natural y ecológico, es considerado como uno de los mayores hayedo- abetales de Europa. Diferentes áreas de la Selva poseen diversas figuras de protección de la naturaleza, como son ZEPAs, RESERVAS INTEGRALES Y NATURALES, estando en ejecución la implantación de un LIC, Lugar de Interés Comunitario.
La Selva la conforman mayoritariamente hayas y, en menor proporción, abetos y pastizales de calidad.

Para conocer Irati existen variadas opciones: senderos balizados, travesías, BTT...
La presente web, realizada por las Juntas de los Valles de Aezkoa y Salazar, gestores de la Selva de Irati, pretende ser un instrumento para acercar esta realidad al visitante. Disfrútela.


La Selva de Irati, abarca la cuenca alta del río Irati y sus afluentes: Egurgio, Arrantzariena, Kakolla, Txangoa... Conforma una gran cubeta rodeada por montañas como el Orhi (2.021 m), Escaliers- Harsudurra (1.472 m), Okabe (1.456 m), Urkulu (1.424 m), Ortzanzurieta (1.570 m), Abodi (1.537 m), etc, celosos guardianes del tesoro albergado a sus pies.

Su relieve topográfico es complejo: numerosos barrancos y regatas desaguan al río Irati, nacido en la Virgen de las Nieves al confluir las regatas Urtxuria y Urbeltza, y represado 4 km más abajo en el embalse de Irabia.

Desde el siglo XVIII las Marinas española y francesa se fijaron en estos bosques por la calidad de sus abetos y hayas para la construcción de barcos. La dificultad del transporte se solventó con almadías, balsas hechas con troncos llevadas por los ríos. A principios del siglo XX las empresas privadas introdujeron la técnica de barranqueadores con troncos sueltos, y después el transporte aéreo con cables. Hoy en día las carreteras y pistas forestales han resuelto este problema.


La Selva de Irati constituye un gran atractivo naturalístico todo el año. El paisaje es una sucesión permanente de pequeños acontecimientos: la explosión verde de la hoja en primavera, el pasto del ganado en verano, la extraordinaria policromía de otoño, el silencio invernal, bañado a veces con el blanco de la nieve...
Existen numerosas posibilidades de paseos y travesías a pie o en BTT, así como ascensiones montañeras o actividades invernales sobre nieve (raquetas, esquí de fondo balizado en Abodi, ...) lo que permite durante todo el año valorar la calidad de este entorno.


Además existe una red de 16 senderos balizados. Elegidos con esmero, pasear por ellos se convierte en una de las mejores maneras de descubrir sus secretos. La oferta de senderos que presentamos, denominados SL, son senderos balizados en verde y blanco, con panel de inicio y menores de 10 km. En general son aptos para todas las edades.


Para conocer más pulse en los senderos de la tabla superior.
Las oficinas de información y turismo de Otsagabia y Orreaga/Roncesvalles (todo el año) y Garralda (temporada alta) le ayudarán a resolver sus dudas.
Además, en temporada alta existen puntos de información dentro de Irati en Arrazola y Virgen de las Nieves.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Orhi

El monte Ori, el "dos mil" más occidental del Pirineo, se muestra imponente y esbelto.

Su cumbre, a la que se accede en apenas una hora desde el aparcamiento situado en el alto de Larrau, ofrece unas excepcionales vistas sobre la Selva de Irati y los picos cercanos. Si el día está despejado podrá incluso contemplar el Moncayo o el mar Cantábrico.

Más difícil resultará toparse con los personajes que la mitología vasca atribuye a este lugar. Ori es el refugio de Mari, diosa de los genios de la naturaleza, y de Basajaun, el señor del bosque.




El monte Ori (2.017 metros) se alza majestuoso al noreste de Navarra, en el borde de la frontera con Francia.

Ori es una montaña de fácil acceso y muy agradecida debido a sus excepcionales vistas sobre el tapiz de colores de la Selva de Irati y las cercanas cumbres del Anie, la Mesa de los Tres Reyes o el Acherito. En días despejados, la vista llega hasta el Midi d´Ossau, el Moncayo e incluso Pau (Francia) y el mar Cantábrico.

Según la mitología vasca, este monte es la morada de Mari, la diosa de los genios de la naturaleza y de Basajaun, un genio que eligió el interior de los bosques para mostrar su ser bondadoso o, en ocasiones, su faceta más maligna.

Diez kilómetros al norte de Ochagavía, justo antes de comenzar la ascensión del Puerto de Laza, un desvío a la izquierda le conducirá hasta el alto de Larrau. Desde el aparcamiento podrá acceder a pie hasta la cima en apenas una hora. El sendero no tiene pérdida. Se trata de una ligera subida por prado que sigue la arista sudeste de la montaña y que se empina algo más en la parte final hasta llegar a la cima, llana y alargada.


La vertiente navarra es herbosa y contrasta con el precipicio que cae de manera vertiginosa hacia Francia y sobre el que es fácil presenciar el vuelo majestuoso de buitres y alimoches.

Si desea realizar una excursión más larga, puede continuar hacia el rocoso Zazpigaina. Para ello, hay que dirigirse hacia la brecha de Alupiña (1h.10´). La subida hasta lo más alto de esta cima es corta. Para regresar a Larrau hay que tomar el sendero que atraviesa la ladera. Pasa junto a unos abrevaderos y se adentra en varias vaguadas. Puede ascender al Orittipia (2h.10´), que por este lado muestra su vertiente más sencilla. Después de un breve descenso llegamos al aparcamiento de Larrau (2h.25´).



Los valles de Salazar, Roncal y Aezkoa

Aproveche la ocasión para visitar el Valle de Salazar: callejear por pueblos del encanto de Esparza, Ezcároz y Ochagavía, acercarse al santuario románico de Nuestra Señora de Muskilda y adentrarse en la Selva de Irati, uno de los mayores tesoros naturales de Navarra. Si es aficionado al esquí de fondo, en la antigua aduana de Pikatua, unos kilómetros antes de llegar al alto de Larrau, comienzan las pistas de Abodi-Salazar.

También puede conocer los cercanos valles de Roncal y Aezkoa, donde sus habitantes mantienen las formas de vida y tradiciones de sus antepasados. En la vertiente francesa se encuentran las gargantas de Kakueta y el cañón de Holtzarte, de indudable belleza y fácil acceso.



















martes, 24 de mayo de 2011

Gareak

El Arte rural vasco tiene muchas formas de entender la Naturaleza y el entorno en el que se mueve, de expresar lo que ella nos transmite y enseña. Nos hace sentirnos vivos, útiles en un entorno calificado de hostil por el hombre moderno; climatología dura, poco contacto humano, materiales difíciles de trabajar y de adquirir, zona desfavorecida y olvidada,... Lo que se hacía o construía era de utilidad, necesario para vivir, imprescindible.


No había lugar para muchas florituras ni trabajos en balde, lo cual no quiere decir que las personas no tuvieran inquietudes, ni que lo bonito o lo bien trabajado no gustara. Todo lo realizado tenía, y tiene, esa parte implícita, aunque muchas veces no se supiera o parecía que no era tenido en cuenta. Los Antiguos, que ya practicaban este modo de vida, incluso más rica, hace miles de años, son buena muestra de ello, aunque nos sigan pareciendo trogloditas sin cabeza ni sentimientos. Muchos estaban aquí mismo, llenando nuestra genética de sensibilidad, observación, disposición, cariño a la Madre Tierra y sus habitantes,...
A primera vista el arte aquí pasó de largo. No existen grandes monumentos, ni catedrales, ni ornamentos ostentosos. Lo que hay es el arte de aquí, y todo lo que hay aquí es arte, se mire como se mire. Las casas y bordas, hórreos, muebles, puertas,... todo es común pero no vulgar; no son cosas especiales pero sí únicas.



 Es arte para entender y admirar en su entorno y con su idiosincrasia; de gentes alegres, reservadas, pragmáticas que, al igual que sus antepasados, de los más antiguos de Europa, primaban la humanidad, sus valores sociales y culturales. Unidos al saber trabajar la tierra para comer, aprovechar la Naturaleza para lo mismo, para disfrutar, relacionarse, vivir,... ¿Felizmente?

Gareak fotos.


                                          Hongo peculiar, pero no único, del bosque de Irati.



                                                    Lavabo de forja  y madera de roble antiguas.



                                                    Lavabo y escultura en hierro y madera antigua reciclada.



                                          Hojas parasitadas de helecho de Irati.



   
Hoja otoñal moteada de rocío.


Exposición de cerámica artesanal de la zona.